Hace unos días un compañero me dijo que al instituto íbamos a enseñar, cada uno su materia, y
Se supone que de Lengua Castellana y Literatura. Entonces, entro en clase, digo "buenos días" y comienzo mi explicación. Ellos aprenden la épica medieval, suena el timbre y me voy a hacer lo mismo a otra clase. El problema es cuando miro a mis alumnos y veo que son personas, (de las que muchas veces aprendo), que tienen problemas, inquietudes, que están tristes, alegres, enfermos… Creo que no hace falta especificar, todos sabemos a lo que me refiero.
A veces tengo que hablar del esfuerzo personal, de las drogas, de los malos tratos, de la xenofobia, del respeto, del comportamiento, de la familia… Pero resulta que yo soy profesora de Lengua y Literatura. Y el temario hay que terminarlo, eso sí.
Lo que me lleva a plantearme:
¿De qué somos profesores?
¿Qué nos importa de nuestros alumnos?
¿Qué objetivos queremos conseguir con nuestra enseñanza?
¿Descuidamos el rendimiento académico?
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