sábado, 12 de marzo de 2011

¿Para qué sirve la historia?

Inicialmente, siempre surgen tres preguntas clave cuando se hable de historia:

¿Para qué estudiar la historia si cuando quiero saber algo, (si es que quiero), lo consulto en internet o lo miro en un libro o veo una película sobre el tema?


¿Para qué aprender todas esas cosas de memoria?


¿Por qué me hace falta saber tantas cosas que ya han pasado y no me sirven de nada?


            Conocer la historia no sólo nos ayuda a entender lo que ocurrió en el pasado, sino también lo que ocurre en el presente. Problemas, conflictos actuales, nuestra propia forma de ser, cultura, tradiciones arrancan en el pasado.

            No conocer la historia, o la propia historia de un país, es no conocerse a uno mismo ni al mundo que te rodea.

            Una gran ventaja en la actualidad es la facilidad que tenemos al acceso de la información, no sólo mediante fuentes de información tradicionales, sino también mediante la gran diversidad de medios audiovisuales de hoy en día. El problema es que no sólo basta con la consulta de estos medios para saber medianamente algo sobre un tema, pues realmente hay que haberlo trabajado previamente, seleccionado las fuentes más viables o mejor documentadas. Es por tanto un arduo proceso que no se ve colmado con el simple hecho de consultar momentáneamente sólo una fuente de información.

            Un ejemplo sencillo para entenderlo: Pongamos que alguien te pregunta qué es un yogurt y tú no lo sabes. Puedes buscar en internet el significado de esa palabra, leer lo primero que salga y recitarlo de memoria pero entonces puedes haberte encontrado con varios problemas: ¿y si no has leído la definición correcta?, ¿y si lo que has leído no está del todo bien explicado, le falta información importante o está distorsionado?, ¿y si no has entendido lo que has leído y al recitarlo has cometido un error garrafal? ¿Cómo sabes lo que es un yogurt si nunca hasta ese momento habías oído hablar de él? No has tenido la oportunidad de ver una prueba documental de que existen ya que hasta el momento en que te preguntaron no tenías ni idea de que existían, ¿existen entonces?. Una vez que te han abierto la puerta a este asunto, que hasta el momento ni sabías que existía, pueden surgirte nuevas dudas como  ¿a qué se debe que exista el yogurt? ¿Quién lo inventó y por qué? ¿Repercute el yogurt en mi vida? ¿Repercute el yogurt en las vidas de otros? ¿Ha repercutido el yogurt en las vidas de nuestros antepasados? Y tantas otras preguntas, que al ir resolviendo puedes descubrir que te afectaban o afectan más de lo que pensabas.

            Aprender la historia no es aprender parrafadas de texto de memoria. No puedes llegar a comprenderla sin entender lo que lees, ves, consultas. La historia implica hacerse continuamente preguntas mientras vas recibiendo la información, ordenar las respuestas e intentar darle un sentido cronológico a la información recibida. No es por tanto una mera tarea memorística de personajes, hechos o fechas, sino más bien una labor investigativa, deductiva y crítica, en la que constantemente hay que realizar continuos esfuerzos de contraste, comparación y comprensión.

            Por último, una expresión clásica, muy recitada aunque no por ello menos cierta, si se le diera el valor que tiene y se la tuviera realmente en cuenta es que: "Conocer la historia es conocerse a sí mismo y ayuda a intentar enmendar los errores del pasado".


   RAFAEL O A

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